Centro de Adoracion Nueva Canaán Cartagena

Quien es el intruso?

Filipenses 3:1-21

Introducción

Este es uno de los pasajes más importantes de la Biblia. Tiene que ver con el ejemplo que establecemos ante el mundo y ante nuestras familias y amigos. La forma en que vivimos y lo que hacemos influencia sobre la gente. Puede que no queramos que la influencie, pero no importa si queremos o no, son influenciados de todos modos. La familia, los amigos y los niños, todos los que nos conocen, nos observan, y pueden seguir tanto lo bueno como lo malo de nuestro ejemplo.
 

Puede que sea consciente o inconsciente, intencional o no intencional. Tal vez estemos o no dispuestos a que sigan nuestros pasos, no tiene importancia, ellos siguen nuestro ejemplo. Influenciamos a personas por la forma en que vivimos y por lo que hacemos.

  •  Si seguimos el bien y hacemos el bien, los alienta a hacer el bien.
  •  Si seguimos el mal y hacemos el mal, se fija un patrón de mal comportamiento ante los demás. Incluso hace que algunos (en particular, los jóvenes y los inmaduros)piensen que, puesto que lo hicimos y seguimos estando bastante bien, ellos pueden hacerlo y seguir estando bastante bien también.
 
La cuestión es que la vida que llevamos fija un patrón para que los demás lo sigan. Otros nos seguirán sin importar lo que hagamos. Esto nos dice algo, algo de importancia crítica:

Debemos llevar vidas en el plano más elevado posible. Debemos establecer el ejemplo más dinámico posible. Debemos fijar el patrón más perfecto para que los demás lo sigan. Pero también dice otra cosa: Debemos seguir a aquellos que viven en el plano más elevado de la vida. Debemos señalar a aquellos que se conducen como ejemplos y seguir los grandes rasgos de sus vidas y aplicarlos a las nuestras. Este es el tema de este pasaje: Mirar a los que se conducen como ejemplo para todos nosotros.

¿Quién es el intruso?

1.Debemos mirar a los que se conducen como ejemplo (3:17), Advierta lo que dijo Pablo: Él y otros siguieron a Cristo con suma diligencia, por lo tanto, fueron ejemplos dinámicos de cómo debe conducirse y vivir la gente.
Cuando una persona vive una vida en el plano más elevado, cuando vive como Cristo dijo que había que vivir, se constituye en un ejemplo. Está viviendo tal como todos deberíamos vivir: Tal como dijo Cristo. ¿Qué quiso significar Pablo? ¿Estaba reclamando perfección, sosteniendo ser el patrón perfecto para que sigan los hombres? ¡No! ¡Una y mil veces no! De hecho, lo opuesto es lo verdadero. Acababa de declarar…

• Que nunca podría estar de pie frente a Dios en su propia justicia (v. 9).
• Que todavía no lo había logrado (v. 12).
• Que no era perfecto (v. 12).
• Que no había alcanzado eso por lo cual Cristo lo escogió (v. 13).

¿Entonces qué quiso decir Pablo? Justamente lo que dijo. Él era un ejemplo dinámico…

• Al olvidar las cosas que pertenecían al pasado. No solo las malas.
• Al alcanzar las cosas que esperaban en el futuro.
• Al proseguir hacia el premio, el elevado llamado de Dios en Jesucristo.

Pablo fue un ejemplo dinámico al buscar seguir a Cristo. Siempre estaba tratando de avanzar, siempre prosiguiendo para ser como Cristo. Nunca alcanzó el patrón perfecto de Cristo, no podía hacerlo, no mientras fuera un hombre, pero prosiguió y prosiguió para ser todo lo que podía por Cristo. Esto es lo que Pablo establece ante nosotros como un patrón. Debemos seguir a Pablo…

• Olvidando el pasado, sin importar cuán terrible o bueno sea.
• Tratando de alcanzar las cosas que están más allá.
• Prosiguiendo hacia el premio, el elevado llamado de Dios en Cristo Jesús.

Nunca lograremos la perfección, no en esta vida, pero debemos seguir a Cristo y buscar ser como él. Ahora advierta el punto: Cuando vemos a una persona testificando de Cristo con tal compromiso y energía dinámicos, esa persona es un ejemplo para nosotros. Debemos seguir a esa persona. Él está siguiendo a Cristo, haciendo exactamente aquellos que deberíamos hacer nosotros. Por lo tanto, es un ejemplo vivo para nosotros. La idea es que debemos buscar a Cristo con tal diligencia que nuestro ejemplo será como un golpe poderoso para todos los que nos rodean.

Ningún creyente debería sostener ni pensar que ha llegado a cierto lugar cercano a la perfección. Pero todo creyente debe seguir a Cristo con tanto compromiso y diligencia que se convierta en un ejemplo dinámico para los demás. Todo creyente debería poder decir «síganme», sigan mi búsqueda de Cristo, mi búsqueda para ser como Cristo.

2. Muchos se conducen como enemigos de la cruz (VV. 18-19).

Nuevamente la pregunta ¿Quién es el intruso?
Debemos mirar a los que se conducen como ejemplo, en segundo lugar, porque muchos se conducen como enemigos de la cruz. ¿Quiénes son los enemigos de la cruz? Muchos comentaristas dicen que son los creyentes hipócritas y falsos que están dentro de la iglesia, aquellos que son cristianos nominales. Dicen que la palabra «conducirse» es empleada respecto de los cristianos en el versículo 17, por lo tanto, también se refiere a los miembros de la iglesia del versículo 18. También se dice que Pablo lloraría sólo por los falsos creyentes que estaban dentro de la iglesia.

Es cierto que Pablo se podría estar refiriendo a creyentes falsos e hipócritas que están dentro de la iglesia. No obstante, cada incrédulo tanto fuera como dentro de la iglesia se conduce como un enemigo de la cruz…

• Ya sea el líder de una nación o un movimiento establecido para borrar la iglesia y la cruz.
• Ya sea un creyente profesante que realmente duda de la muerte por sustitución y resurrección de Jesucristo.

Advierta también otra cosa: Es algo común que los creyentes lloren por los perdidos. Por cierto, Pablo lloró muchas veces por los perdidos del mundo y no sólo por los falsos creyentes que estaban dentro de la iglesia (cp. Mt. 23:37; Lc. 13:34; Ro. 9:1-3, 10:1; 1 Ti. 2:1-4).

«Exhorto, ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres, por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad» (1 Ti. 2:1-4).

Nuevamente, ¿quiénes son los enemigos de la cruz? Parecería ser preferible tomar el versículo tal como se expresa: Hay muchos que se conducen como «los enemigos de la cruz», no importa quiénes son, si están dentro o fuera de la iglesia. Incuestionablemente, los enemigos de la cruz son muchos. Advierta lo que se dice sobre ellos.

1. Su fin es la destrucción (apoleia). La palabra significa perdición, destrucción, saqueo; perder lo bueno del ser; perderse, desperdiciarse, arruinarse y darse a una existencia sin valor. No significa que una persona dejará de existir. Sino que una persona será destruida y devastada y condenada a una existencia sin valor. Sufrirá pérdidas y miserias y ruinas por siempre y para siempre
Si una persona es enemiga de la cruz, será destruida. No importa quién sea, si está dentro o fuera de la iglesia, sufrirá la perdición, es decir, la destrucción completa. ¿Quién es enemigo de la cruz? Es la persona…

• Que rechaza la cruz de Cristo como el único camino a Dios.
• Que no acepta la muerte de Cristo como pago por sus pecados.
• Que no cree que Cristo murió por él, es decir, como castigo a sus transgresiones.
• Que no cree que el castigo por su imperfección fue cargado por Cristo en la cruz.
• Que sostiene que hay otros caminos para acercarse a Dios, otros caminos que no son la cruz de Cristo.
• Que considera la cruz de Cristo como una tontería.
• Que se opone y maldice a Cristo y a su cruz.
• Que persigue e intenta borrar a Cristo y a su cruz.
• Que niega y cuestiona que Cristo murió por nuestros pecados.

2. Su dios es su vientre (koilia), es decir, su apetito, su sensualidad, su deseo por los placeres físicos de este mundo.
La gratificación física y material es su dios. Centran sus vidas alrededor de…

• posesiones y propiedades
• placer y sexo
• casas y equipamientos
• aceptación y posición social
• alimentos y apetito
• posición y éxito
• comodidad y abundancia
• honor y fama
• dinero y riqueza

Simplemente tómese un instante y piense en cualquier elemento de la lista, sobre cómo algunas personas centran su vida en esas cosas. Algunas dedican más tiempo frente a un espejo o comiendo o pensando acerca de la aceptación o el éxito o las posesiones o algún negocio que lo que le dedican a la oración. La cuestión es que cuando una persona tiene anhelos y apetito por tales cosas, estas se convierten en su Dios. El anhelo comienza a consumir sus pensamientos, su energía y su esfuerzo. Su anhelo requiere tanto de su energía que tiene muy poco tiempo, si lo tiene, para Dios o para cualquier otra cosa, su apetito y su anhelo, o como dicen las Escrituras, su vientre, se convierte en su Dios.

3. Su gloria es su vergüenza. Esto simplemente significa que los hombres alardean en sus pecados y vergüenza. Alardean y se enorgullecen…

• en su comodidad
• en su ebriedad
• en lo que comen
• en su glotonería
• en lo que han adquirido
• en sus conquistas
• en su autoridad y poder
• en su sexo
• en cuánto tienen

«Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee» (Lc. 12:15). 

Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría» (Col. 3:5). 

«Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré» (He. 13:5).   

«Porque el malo se jacta del deseo de su alma, bendice al codicioso, y desprecia a Jehová” (Sal. 10:3).

«Como nubes y vientos sin lluvia, así es el hombre que se jacta de falsa liberalidad” (Pr. 25:14).

«No te jactes del día de mañana; porque no sabes que dará de sí el día» (Pr. 27:1).

La única esperanza de conquistar las enfermedades y la corrupción de la sociedad, y la maldad y la muerte del hombre es la cruz de Cristo. Nada en esta tierra, sin importar cuán bueno y beneficioso sea, nos puede dar vida, vida abundante y eterna. Sólo Jesucristo puede darnos una vida que conquiste todo y que nos infunda con vida que perdure para siempre.

Por lo tanto, el centro de nuestras vidas debe ser Cristo y su cruz. Si, debemos prestar nuestra atención a nuestros trabajos y familias y a las otras búsquedas buenas y beneficiosas de la vida, pero por encima a todo debemos ser Cristo y su cruz. Él y su cruz deben ser la pasión y el propósito que consumen nuestra vida. La persona que fija su mente en cosas terrenales es un enemigo de la cruz de Cristo.

«Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz» (Ro.8:5-6).

«No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta» (Ro. 12:2).

«Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo» (2 Co. 10:5).


3. El creyente es un ciudadano del cielo (vv. 20-21).

¿Entonces quien es el intruso?
Debemos mirar a los que se conducen como ejemplo, en tercer lugar, porque el creyente es un ciudadano del cielo. Advierta tres puntos.

1. Primero: La vida del creyente debe estar centrada en el cielo, puesto que su ciudadanía está en el cielo. La palabra «ciudadanía» (politeuma) significa ser ciudadano en este contexto. Recuerde que Filipos era una colonia romana y que sus ciudadanos, si bien estaban en Macedonia, eran ciudadanos de Roma. Como se señaló anteriormente, los ciudadanos de las colonias romanas vivían como romanos: vestían como romanos, hablaban el idioma romano, Vivian según las leyes de Roma, adquirían los mismos placeres y asuntos sociales que los romanos y adoraban a los dioses romanos. A pesar del hecho de que vivían en Macedonia, su ciudadanía era romana. La cuestión a tener en cuenta es que los creyentes filipenses sabían exactamente que significaba vivir en un lugar y ser ciudadano de otro. Sabían exactamente que significaría vivir en la tierra y…

• Vestir como un ciudadano del cielo y no de la tierra.
• Hablar como un ciudadano del cielo y no de la tierra.
• Participar de los placeres de un ciudadano del cielo y no de la tierra.
• Vivir de acuerdo a las leyes del cielo como a las de la tierra.
• Adorar al Dios del cielo y no a las religiones y dioses de esta tierra.
Los creyentes deben vivir como ciudadanos del cielo y no de este mundo. El punto es firme.

«Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios» (Ef. 2:19).
«Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo» (Fil. 3:20).

«Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios» (He. 11:9, 10).

«Conforme a la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos, porque les ha preparado una ciudad» (He. 11:13-16).

2. Segundo: La vida del creyente debe concentrarse en el regreso de Cristo. Debe estar esperando el regreso del Señor, esperando constantemente, esperando cada día de su vida. Lehman Struss realiza un comentario sólido:

«El acontecimiento más grande de cualquier país de la tierra es una visita de su emperador en jefe. La historia registra las preparaciones más elaboradas y los preparativos especiales para dicho acontecimiento. Se han acuñado monedas especiales, se han emitido estampillas conmemorativas y se han construido carreteras. Esperar la Llegada de nuestro Señor Jesucristo es la mayor de las expectativas cristianas. Deberíamos morar a diario en este pensamiento de su regreso. . Imagine cómo se sentirían los residentes de su vecindario si el presidente de los Estados Unidos hubiera anunciado que estaba por hacer una visita en su comunidad. Estoy seguro de que habría preparativos especiales para su venida» (Devotional Studies in Philippians, [Estudios devocionales en filipenses), pp. 207ss).

Kenneth Wuest señala que la palabra griega «esperar» está compuesta por tres términos. Está…
• La palabra «recibir» que habla de dar la bienvenida como se da la bienvenida a un invitado. También da la idea de preparativos para el invitado.
• La palabra «fuera» que habla de dejar de prestar la atención a otros objetos.
• La palabra «exterior» que da la idea de esperar, de estirar el cuello y esperar el regreso de Cristo (Philippians, [Filipenses), vol. 1, p. 102). En conjunto, la palabra «esperar» (apekdechometha) significa ansiar, mirar con anhelo y esperar la llegada del Señor Jesús para que lleve a su querida gente al cielo.

«Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis» (Mt. 24:44).
«Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo» (Lc. 19:13).
«Yo se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros» (Jn. 14:1-2).
«Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

«Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras» (1 Ts. 4:16-18).

«Enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo» (Tit. 2:12-13).

3. tercero. La vida del creyente debe centrarse en el glorioso cuerpo que recibirá cuando regrese Cristo.
a. En este momento el cuerpo del creyente es vil, es decir, inferior y humillante. El cuerpo humano es tan inferior y humillante…

• Porque su origen proviene de la tierra: No es más que productos químicos terrenales o carne humana.
• Porque es sometido al pecado y al egoísmo, a la maldad y a la destrucción.
• Porque es muy débil: Se enferma, se lastima, se hiere, envejece y se deteriora.
• Porque es corruptible y agonizante, porque envejece y es mortal, sin ofrecer ninguna esperanza de perdurar más que unos pocos años, sin ningún tipo de esperanza.

b. Sin embargo, El Señor Jesucristo cambiará el cuerpo y la forma del creyente o lo hará a imagen de su glorioso cuerpo. La palabra «semejante» (summorphon) señala algo maravilloso. La palabra significa el ser permanente, constante e inmutable de una persona. Nuestros cuerpos serán semejantes al glorioso cuerpo de Cristo, ¡Imagine! Tener un cuerpo que es permanente, constante e inmutable.El creyente recibirá un cuerpo espiritual.

«Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que el sea el primogénito entre muchos hermanos» (Ro. 8:29).
«Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es» (1 Jn. 3:2).

¿Cómo es esto posible? Por el poder de Dios, el mismo poder que es capaz de sujetar todas las cosas a Cristo. El mismo poder que creó el mundo y todo lo que está en el mundo…

• es soberano sobre el mundo.
• es capaz de controlar el mundo.
• es capaz de sujetar el mundo.
• es capaz de recrear el mundo.
• es capaz de transformar el cuerpo del hombre.

«Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia» (2 P. 3:10-13).

Entonces ¿Quién es el intruso? Deber irse? O se queda?

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2 comentarios en “Quien es el intruso?”

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